Lo confieso: no soy estudiante

Ya es imposible ocultarlo por más tiempo. Las evidencias son claras. Las pruebas se acumulan en mi contra.

No, ni yo ni muchos de los que participamos en las protestas contra el Plan Bolonia somos estudiantes. Esta confesión no ha sido nada fácil. Durante algún tiempo hemos tratado de engañar a políticos, policías, voceros y articulistas de los medios y algunos rectores y cargos académicos. Infravaloramos su inteligencia pero evidentemente nos equivocamos. Ellos son más listos y por eso mandan. Realmente, después de confesar este engaño nos quedamos más tranquilos. Nuestra conciencia puede al fin estar en paz.

El primer paso es lo más dificil. Como los alcoholicos anónimos, hemos reconocido nuestro problema y ese ya es un gran paso para superarlo. “Hola, me llamo fulanito y NO soy estudiante”. Suspiro.

Reconocido el engaño la sensación de alivio me lleva a continuar confesando hechos que durante años he mantenido en secreto.

Me manifesté en varias ocasiones por la sanidad pública y no era médico, ni enfermero, ni siquiera estaba enfermo. Me manifesté contra la guerra de Irak sin ser iraquí y contra el genocidio palestino sin ser palestino. Me manifesté contra el paro teniendo empleo, precario, pero empleo. Me manifesté por el derecho a la vivienda sin vivir debajo de un puente. Protesté contra el racismo sin ser negro, chino, árabe, ni latino. Defendí los derechos de la mujer siendo hombre y participé en el día del orgullo gay pero, por ahora, siguo siendo heterosexual. Me indigné por los vertidos del Prestige y ni era gallego, ni pez, ni ave, ni molusco.

Mi falsedad ha quedado manifiesta. No lo haré más. Dejaré de manifestarme por nada que no me afecte de forma directa e individual.

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